Para la solución de los problemas de pareja se pueden realizar distintas cosas, como por ejemplo asistir a terapia de pareja con un terapeuta. Hoy en día los terapeutas reciben muchas peticiones de parejas que tienen dificultades tanto en la relación día a día como también en las relaciones sexuales y por supuesto en la relación que tienen con sus hijos. Por tal motivo no es difícil encontrarse con personas que ya utilizan este medio para poner fin a sus conflictos.
Otras cosas como ejercicios fáciles de realizar o unas cuantas directrices nos pueden ayudar a llevar la relación de pareja de una manera más fácil, por tanto con menos estrés y menos ansiedad llegando así a estar más abiertos a las oportunidades positivas y teniendo una relación más feliz.
También es muy importante conocer a tu pareja, lo que le gusta lo que no, como le gusta… pero aún más importante es conocerse a uno mismo y así saber lo que me gusta y lo que no, y cómo me gusta… sólo de esta manera se puede empezar una relación de pareja de comunicación y con confianza, dónde nos sentamos libres de transmitir nuestros gustos y también nuestras inseguridades, nuestros deseos, nuestras ilusiones… y sentir que nuestra pareja esta dispuesta a ayudarnos con nuestras cosas y apoyarnos al igual que haríamos nosotros con la pareja.
La felicidad en las relaciones se cimenta sobre la comunicación, la confianza, la lealtad y el respeto mutuo. Estas son algunas de las piedras angulares del amor. Si falta una, la otra no puede existir.
En terapia de pareja, aun cuando muchas parejas, y también terapeutas, piensan que solucionar los problemas de pareja es importante empezar a centrarse en los problemas que preocupan a la pareja, muchos de nosotros pensamos que antes de intentar conseguir cambios en los problemas deberíamos centrarnos en intentar un ambiente positivo que sirva como marco de referencia, como escenario, para provocar cambios más significativos y profundos. Es por ello que preferimos dedicar un clima más gratificador en los primeros momentos y un intercambio de agrados mutuos que frene el malestar.
Existen, desde luego, algunos casos excepcionales en los que este cambio positivo no debería ser el primer foco de atención. Entre estos casos debería incluirse aquellas ocasiones en las que existe sólo un problema concreto que conviene resolver previamente o cuando esté en juego la integridad personal de la pareja, porque a raíz de los continuados conflictos, hayan recurrido a la violencia como forma de solucionar los problemas de pareja. En estos casos el foco inicial debería ser desarrollar estrategias de contención del conflicto o, si ello no es posible, reorganizar el ambiente de manera que se salvaguarde la integridad física de las personas afectadas.